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No existe una dieta específica para controlar los síntomas del TDAH en niños y adultos. Sin embargo, una dieta nutritiva puede proporcionar algunos beneficios y apoyar la salud en general.
Los métodos para manejar los síntomas del TDAH incluyen medicamentos, terapia cognitiva o conductual y estrategias organizacionales.
Existe evidencia contradictoria sobre los beneficios de la dieta y los suplementos de nutrientes para el TDAH, pero una dieta nutritiva puede mejorar la salud general y ayudar a reducir los síntomas del TDAH en algunos casos.
Este artículo analiza los efectos potenciales de la dieta en el TDAH, qué cambios en la dieta pueden ayudar a las personas con TDAH y qué cambios deberían evitar.
Según una revisión de 2022, la dieta puede afectar potencialmente los síntomas del TDAH.
Por ejemplo, algunas investigaciones dentro de la revisión encontraron que los azúcares dietéticos tenían un efecto negativo sobre los síntomas del TDAH, mientras que otras investigaciones no encontraron un vínculo significativo. Se necesita más investigación para establecer los efectos de la dieta sobre estos síntomas.
Un artículo de 2022 afirma que la investigación no ha demostrado de manera convincente un vínculo causal entre el TDAH y la dieta.
Según una revisión de 2017, algunas investigaciones sugieren que los déficits nutricionales pueden desempeñar un papel en el desarrollo de los síntomas del TDAH. Estos déficits pueden incluir ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (PUFA) y minerales traza, como zinc, hierro y magnesio.
Sin embargo, señala que complementar estos nutrientes tuvo beneficios marginales y, por lo general, tuvo resultados mixtos o no concluyentes.
Si los niños con TDAH tienen deficiencias en estos nutrientes, los suplementos pueden afectar sus síntomas de TDAH. Sin embargo, se necesita más investigación para determinar si existe un vínculo entre estos nutrientes y los síntomas del TDAH.
Las personas pueden optar por someterse a pruebas con un profesional de la salud para ver si ellos o un niño necesitan vitaminas y minerales adicionales a través de la dieta o la suplementación.
Los PUFA son vitales para la función óptima de los neurotransmisores. La investigación en una revisión de 2022 sugiere que los niños y adolescentes con TDAH pueden tener niveles más bajos de ácidos grasos omega-3, incluidos el ácido eicosapentaenoico y el ácido docosahexaenoico, y PUFA totales.
Si los niños no obtienen suficientes ácidos grasos omega-3 a través de su dieta, los padres o cuidadores pueden querer hablar con un profesional de la salud acerca de tomar un suplemento. Sin embargo, hay poca evidencia que sugiera que la suplementación con PUFA omega-3 por sí sola afectará los síntomas del TDAH.
Dentro de la revisión anterior de 2022, la investigación sugiere que las dietas ricas en alimentos endulzados, alimentos fritos y sal pueden vincularse con problemas de aprendizaje, atención y comportamiento. La evidencia encontró que una dieta balanceada con un alto consumo de vegetales y productos lácteos condujo a la asociación opuesta.
También sugiere que las dietas ricas en alimentos procesados, dulces, bocadillos y chatarra pueden tener vínculos con una mayor incidencia de TDAH. Además, las dietas como la vegetariana y la mediterránea pueden disminuir el riesgo.
La revisión también destacó la prevalencia de las dietas de eliminación en el estudio de la nutrición y el TDAH. Una dieta de eliminación elimina gradualmente los alimentos individuales para tratar de aislar los ingredientes o nutrientes que pueden afectar a las personas.
Sin embargo, estas dietas han mostrado escasa evidencia en el estudio de la dieta y el TDAH. Además, pueden provocar deficiencias nutricionales y problemas de crecimiento en niños con TDAH.
Una persona puede consultar a un médico si cree que cierto ingrediente o nutriente puede estar afectando sus síntomas de TDAH o los de un niño.
El Child Mind Institute destaca que existe una investigación limitada sobre si ciertos alimentos pueden reducir los síntomas del TDAH. Sin embargo, comer ciertos alimentos puede ayudar a promover la salud general y puede apoyar la salud del cerebro.
Esto incluye una dieta enfocada en:
Evitar o limitar los azúcares añadidos puede ayudar a controlar los síntomas del TDAH, ya que el azúcar puede aumentar temporalmente la hiperactividad. Limitar el consumo de azúcar también puede ayudar a mejorar la salud general, apoyar el control del peso, mejorar el sueño y reducir el riesgo de diabetes.
Los alimentos para limitar o evitar pueden incluir:
Muchas dietas para el TDAH recomiendan evitar aditivos, colorantes alimentarios y conservantes. Sin embargo, actualmente, no hay pruebas sólidas que sugieran que la eliminación de los colorantes alimentarios tenga un efecto significativo sobre el TDAH.
La investigación sugiere un vínculo entre el aumento del consumo de bebidas azucaradas y un aumento del 40 % en la probabilidad de síntomas de TDAH en niños mayores de 7 años, en comparación con los niños que bebían menos bebidas azucaradas.
Las personas pueden querer limitar o evitar las bebidas con alto contenido de azúcar, como:
Beber mucha agua puede ayudar a los niños a mantenerse bien hidratados y puede apoyar la función cerebral, según la Fundación Food for the Brain. Agregar limón, lima o bayas puede ayudar a agregar sabor.
Además, la cafeína puede aumentar la hiperactividad en algunos niños, por lo que puede ser mejor limitar o evitar los productos que la contengan.
En general, las recomendaciones dietéticas son similares para adultos con TDAH que para niños con la afección.
Los adultos pueden querer limitar el consumo de cafeína si causa efectos secundarios, como ansiedad, insomnio o irritabilidad. El riesgo de efectos secundarios de la cafeína puede aumentar con el uso de medicamentos estimulantes.
No existen pautas establecidas para una dieta para el TDAH, pero llevar una dieta que ayude a mantener la salud en general también puede tener beneficios para la afección.
Puede haber riesgos o interacciones con suplementos o remedios a base de hierbas y medicamentos para el TDAH. Las personas pueden trabajar junto con un profesional de la salud para analizar cualquier cambio en la dieta y evitar estos riesgos.